viernes, 15 de abril de 2011

Anécdota IV. Cocina cerrada, chinitos y alpinismo

Anécdota IV

Queridos lectores y lectoras. Hoy me he sentido inspirado totalmente y me he visto a escribir otra entrada. La segunda en dos días. Sí, sí. Ante la mirada boquiabierta de más de uno de vosotros, os diré la razón, pasando de esta introducción como si no la hubiese escrito. Allá vamos:

Bueno, bueno, buenoo (como siempre)!!! ¿Pensábais que la cosa no podía ir peor después de que me tuviesen que quitar la muela del juicio? Los que pensábais que sí era posible, lo siento, os habéis equivocado porque, entenderme: Duermo 4 horas debido a los dolores de la muela a pesar del paracetamol, y me voy a trabajar. Ahí, asisto a un curso de fotografía dental, y le hago el repaso paso a paso de la operación a cada uno de los allí presentes, y siempre recibo muecas y preguntas como eso tuvo que doler, y bla bla bla....

Os tendré que explicar algo que todavía no había hecho. La alimentación del estudiante en prácticas erasmus en Ulm.

Para situaros, os tengo que decir antes de nada, que mi nutritiva dieta se basa en 3 pilares fundamentales:

-pescado congelado con una salsa de pan crujiente por encima
-Patatas con cebolla y huevo aparte (sí, una tortilla divorciada)
-Bocadillos de jamonquesolechugatomateremouladeyloquehaya

Ya os conté que en el tren me había montado mi propio vagón restaurante, pero nunca os conté que mi edificio es una especie de hotel-restaurante-basurero. En mi habitación duermo, pero mi habitación también sirve de trastero donde tengo que guardar toda la batería de cocina, que por cierto, Constantino Romero ni siquiera se digno a pasarse por aquí a ofrecérmela, se la habría encargado con mucho gusto, al igual que un colchón de Lo Mónaco... Y ya puestos paté de La Piara (Os he resumido lo cuesta abajo que puede ir la carrera de un presentador así sin que os hayáis dado cuenta). Pues eso. Tengo que cocinar todos los días sobre las 19.00 la comida del día siguiente, lo cual se traduce en un ir y venir de la cocina a la habitación en busca de lo que se me ha olvidado, cumplir a rajatabla la regla: si cae en la encimera=Fukushima e intentar cocinar rápido para que como 30 chinos no me invadan la cocina, empiecen a hacer cosas raras con la ¿Vitro?(Hay tanta mierda que no se distingue de una de carbón), y que, cuando me siento con ellos en la mesa, nadie se digna a hablar ni en inglés.

Podría extenderme mucho más en este interesante tema de mi alimentación pero no lo haré como muestra de mi agradecimiento hacia vuestro aguante mostrado hasta el momento.

El caso, cuando en el tren planeé todo lo que iba a cocinar mañana por la mañana para esta semana, y me dije: esta semana va a ser la releche, voy a tenerlo todo perfectamente hecho, y no voy a perder el tiempo entre semana en la cocina. Genial...Ahora llego a casa,ceno algo rápido y me acuesto...Pero cual era la maravillosa sorpresa que me esperaba?
Las maravillosas ideas de cualquier casera que se precie: Llego al edificio, entro, subo a mi piso, voy a abrir la puerta de la cocina para ver cuanto me quedaba congelado, y la puerta estaba cerrada:genial, me dije. ¿Cómo podemos tener una casera tan maravillosa? Mientras le mostraba al cristal de la puerta, al suelo , y a la puerta de la cocina en general la satisfacción (casi orgásmica) que recorría mi cuerpo, me di cuenta de una cosa: Ah! da igual, puedo cocinar en la cocina del edificio rojo. Perfecto!
Me acerco al edificio, pregunto, todo perfecto. El sol lucía, los pájaros cantaban, una sonrisa se dibujaba lentamente en mi cara, los vestidos cada vez eran más cor...Pum! Cae un meteorito...Se me desdibuja la sonrisa en la cara, los pájaros cagan en las cabezas de los viandantes, y el Sol también cae encima de nosotros, para más inri. Resulta que me acuerdo de que TODA mi comida está en la cocina. Muy contento, decido subirme a la habitación a atiborrarme a chocolatinas Kinder, porque se junta esa eterna alegría que tengo desde hace 3 semanas y mis ganas de fumar con la idea de tener que comer congelados durante 3 días, y no me daba la gana además volverlos a comprar....
Dándole vueltas a la cabeza y aprovechando el alma guerrera y McGyver que estaba emergiendo de mi interior, decido ver la cocina desde fuera y me fijo que había una ventana abierta. ¿Qué se me ocurre? Lo más normal del mundo: Escalo hasta la ventana, y bajo toda mi comida. El resto, que se busque la vida, haber limpiado, boys!!!;)

Próximamente, encuestas acerca de qué es lo próximo que puede ocurrirme aquí! Me estoy durmiendo sobre el teclado....Buenas noches!!!:)

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